Tras ser arrastrados desde los fondos marinos a la superficie, los peces y otros animales marinos, experimentan una dolorosa descompresión (lo contrario de lo que le pasaría a un humano si fuese sometido al fondo marino, revientan vasos sanguíneos, órganos, etc.) que a menudo fractura sus vejigas natatorias, les hace saltar los ojos y sacar el esófago y estómago por la boca.
Altamente tecnificados, los barcos pesqueros de arrastre son enormemente derrochadores, esto no tomando en cuenta a las especies para el consumo. Un 25% del pescado capturado, es decir, 20 millones de toneladas, son considerados "inútiles" y devueltos a la mar, muertos o mal trechos, esto ocurre ya que son especies no comerciales o de reducido tamaño, este devastador proceso es llamado descarte pesquero.